martes, 25 de abril de 2017

3er Entrega.- Cuyo inagotable

Pero el Leoncito dio para mas. Una noche me fui a ver las estrellas y la Luna al observatorio. Vimos las Pleyades, un núcleo de estrellas llamadas La Araña, El tucán, Las Tres Marias, la Cruz del sur, pero sin duda ver la Luna por un gran telescopio fue el evento maravilloso. La imagen es recurrente, culpa de internet y de toda foto previa al hecho presente, pero verla en directo, modificada bajo el efecto de la temperatura de la atmosfera es algo sorprendente. Julio el mismo que nos dio la charla a la tarde fue el encargado de hacerlo a la noche. Me despedi de él, responsable de hechos imborrables en mi vida.

Volvi de noche dos kilometros desde el observatorio a la carpa entre un cielo estrellado que dejaba ver hasta la mas incipiente lucecita que se escondia entre las millones de estrellas y nucleos que habitan nuestra galaxia.

Este era el observatorio Cesco, asi que al otro dia me fui al otro, que depende del CONICET. En el hay muchos observatorios, algunos de paises como Brasil y Polonia, y otros paises que no recuerdo. Este observatorio estaba en condiciones mucho mas activas que el otro. De hecho, cuando llegue le estaban haciendo un mantenimiento. El observatorio es monitoreado por un astrónomo desde su casa, asi que en el lugar solo se ven tecnicos, ayudantes, y cuerpo administrativo. Pude ver mover aquel bicharraco digno de una pelicula del espacio.

El Leoncito quedaba atras y una pareja de mendocinos que saqueo los campos de manzanas del parque era la responsable de dejarme en la ruta, que doblando hacia Mendoza se perdían, pero conforme esto sucedía, aparecía Juan y su familia que sin pedirselo frenaron su auto un poco destartalado y me subieron para dejarme en la puerta del camping de Barreal. El atractivo para los lugareños en estos lugares de tanto calor es conseguir algun sitio donde haya una pileta pública para refrescarse. Ese era el caso del camping de dicha localidad. Los gritos de los pibes en la pileta solo se fueron cuando yo me fui del camping. Salí a recorrer el lugar. En la noche comi una suprema con papas y a la bolsa. Al otro dia camine hasta el mirador del Acuncagua y preguntando por la construcción en adobe conoci a Roberto, gendarme, de entrada edad, que me decia que ahora a los gendarmes se los usa para todo. En Barreal funciona una escuela de gendarmería muy grande, me dijo, y me invito a pasar a su casa para mostrarme la construccion antisismica que estaba preparando para un nuevo cuarto que iba a añexar a la casa, tambien me invito a comer, pero yo estaba de camino, preferia seguir. El camino estaba plagado de sauces y álamos que daban la prespectiva al valle iniciando en la cordillera y terminando en mis ojos. Roberto me contaba que Barreal, y esa zona de San Juan, era uno de los oasis en el desierto mas grandes del mundo. Me subí a un cerro de piedras rojas, pero para llegar a él pase por una quebrada de otros tantos de tantos colores. El sol caia y yo podia ver la inmensidad del valle que contenía al pueblo. Árido, silencioso, paciente.

Al otro dia era mi cumpleaños, asi que me levante, agradecí y me felicite por tener 36 años de vida. Me dispuse a hacer dedo y el primero en regalarme su aventon fue Daniel. Con el hablamos de la mineria en San Juan y de los problemas que esto podria causar a futuro, pero el viaje fue corto para decirle que era mi cumpleaños, el iba a Tamberia un pueblo que entraba para la montaña. Me dejó en el desvio de la ruta y al ratito se detuvo un corsita negro, manejado por Carlos, ex policia de investigaciones. Por su auto deduje que era un tipo honesto, alguien de tan alto rango y responsabilidad, podria perfectamente haber sacado tajada de su funcion. Este gran hombre, que gritaba al hablar, con latigazos al inicio de cada frase, me llevo hasta la misma capital. Unos 140 kilometros de anecdotas, conversaciones profundas que hablaban de nuestra especie, de nuestros miedos y aventuras. Carlos llego a saber que era mi cumpleaños y me regalo una cancion fantastica que tardo en encontrar. Fue un hermoso momento el que vivimos mientras yo cantaba la cancion y el me gritaba: ¡No hay que perder los sueños Juan Ignacio! Fue un regalo inmejorable para mis 36 años que estallaban entre bailanta y paisajes increibles de montaña. Era un sueño en verdad.

Llegamos a San Juan y se descargaron todos los mensajes de felicidad, con el plexo solar ensanchado agradecí a la vida tener gente tan maravillosa cerca mio, mis ojos se humedecían mientras comia un sandwich de jamon, queso y tomate que me costaba masticar. Encontre un hostel y a la tarde me junté con Mati, el negro, sanjuaninazo. Mati fue compañero de uno de los tantos trabajos que tuve en Madrid. Rubro inmobiliario. Mi funcion era captar a los clientes que querían alquilar sus pisos. En España no se estila, por lo menos en ese momento, alquilar los departamentos por imobiliaria, entonces mi trabajo consistia en llamar a esa gente, ir a verla y tratar de conseguir que nos dejaran alquilar su departamento. El yeite era que nosotros solo le cobrábamos comisión al inquilino. Creo que no capte un solo cliente. Cuando uno no siente lo que hace... Pero Mati vendía, y vendió. Gran comerciante. El estaba en el piso de abajo de la agencia y yo en el de arriba, y por un balcon podia ver su escritorio. Asi nos hablabamos, el desde abajo y yo desde arriba, en la altura forjamos una amistad. Saliamos, bancabamos la añoranza juntos. Once años despues nos encontramos en su tierra. 

Me llevo a su fabrica donde fabrican una charcutería increible, me hizo probar sus bondiolas, sus jamones, y sus salames, pero lo mejor fue que me abrio las puertas de su casa. Asi fue que conoci a Marias Ines, su madre, y al inagotable Tito, el creador de la fabrica La Española. Al otro dia me mude y dormí la noche en su morada, hasta las doce del mediodia. El mejor lugar donde duermo es en la siesta de mi madre, este ha sido el segundo mejor. Sentir esa sensacion de estar a salvo, de estar protegido como en casa. Eso se lo debo a la hermosa Maria Ines que me acogió desde el momento en que me vio, ofreciendome su hogar. Todo esto previa cena/picada con todos los sabores españoles junto a los Versino. Ese dia por la tarde fue el 8 de marzo asi que sali a la plaza a movilizar con las mujeres sanjuaninas, pero antes pude visitar el teatro del Bicentenario, una obra increible que se encuentra en la zona del centro de la capital y que es un orgullo de teatro, hecho por un equipo de arquitectos de la provincia y que es dueño de una de las mejores acústicas. Pero debemos una aclaración. Por lo que cuentan los provincianos, San Juan ha sido una provincia historicamente postergada. Sus mayores economías son las deribadas de la uva, el olivo y por ultimo, y mas conflictiva, la mineria. En los ultimos tiempos se ha explotado la mineria de manera exponencial, esto a dado respiro a la provincia, pero muchos riesgos también. El ex gobernador Gioja, hoy presidente (si mal no recuerdo) del bloque justicialista fue el responsable en la provincia de un fuerte desarrollo en infraestructura gracias a los ingresos de la minería. Ocurre que la explotación minera tiene demasiados perjuicios potenciales. Por eso la provincia se debate entre detractores y defensores. Mati me contaba que se llevan camiones enteros de oro, que van a un aeropuerto al uso y vuelan directo a Canada (Barrik).

Luego de dormir como nunca en este viaje, prepare mis cosas, almorzamos con los Versino, una de las mejores lasagnas que he probado, hecha por la increíble chef Ines, y me despedi de la hermosa familia prometiendo volver pronto. Mati me llevo a la estación, nos abrazamos lindo, y me fui a la Difunta Correa que esta bien cerca de la ciudad. Este lugar es verdaderamente algo muy impresionante. La historia, o el mito, cuenta que en epoca de Quiroga el esposo de la difunta partió a combatir contra unitarios, y el amor de esta mujer por su marido fue tan grande que salió a buscarlo junto a su bebe. Sobre el lecho de una lomada el cuerpo de Correa no pudo mas y pereció deshidratado dejando a su bebe indefenso, el cual logró sobrevivir amamantándose del pecho de su madre ya muerta, para luego ser encontrado por unos vaqueanos. A partir de este hecho se tomo a este lugar como uno donde prometer agua y presencia de agradecimiento a la figura de la difunta para ayudar a la gente a cumplir sus deseos o necesidades. Es asi que hay gente que ha hecho la replica de su casa y se la ha entregado en este santuario como agradacimiento, y asi infinidad de cosas: patentes de autos, autos miniatura, placas, oro, y demases interminables.

Difunta y a seguir subiendo, caminé hasta la ruta y ahi conocí a Jorge, un excamionero que me contó los secretos de un buen conductor de camiones, indignado porque habiendo excedido la edad de manejo no le otorgaban el carnet de camionero, me dejo en el cruce de la ruta 140 y la 510 que va para Valle Fertil, camino a Ischigualasto, comúnmente conocido como Valle de la Luna. Ahi nomas me subió Jose Luis, un marino retirado que se dedicaba a trabajar su campo y que me hablo de las muchas propiedades de los yuyos del lugar, me dejo en el camping y nos despedimos. Al otro dia, de raje para el norte. El dedo fue duro, segundeado por el Negrito, un perro que me siguio hasta la ruta, al que le di unas galletas y le saque una garrapata nunca antes vista y que me ensañe en incinerar. Le guiñe un ojo y me despedi porque una pareja me llevo a unos pocos kilometros de alli. Un pueblo llamado Usno. Ahi pase la tarde junto a Baltazar, un joven que insistía en que jugáramos con su cabra, debo admitir de una manera bastante salvaje, por lo cual me negué. Paso mucho tiempo y nadie me levantaba, hasta que un hombre que no recuerdo su nombre me alcanzo hasta un pueblo llamado Baldes del Rosario. El pueblo tendra unas 15 casas. Un par de almacenes y a Emanuel un chaval de Brandsen que vivia alli porque toda su familia era del lugar, pero que no aguantaba mas la quietud aquella. Me piyo armando la carpa en el medio del pueblo y nos quedamos hablando. Me dijo que no habria problema en poner mi casa en cualquier lado. Le ofrecí una galletas y unos mates y el me dijo de ir a tomarlos a su casa. Ahí conocí a Andres, su hermano, con quien hablamos de la casa que me gustaria construir, tambien conoci a su padre y madre, dos personas con una visible transparencia. Como diria un amigo, la gente del interior es mejor.

A la noche me comi unas muy ricas empanadas, tamaño mini, en el norte la empanadas son verdaderanente pequeñas. Me comi unas seis para ser preciso.

Al otro dia, desayune y empece a hacer dedo, pero la cosa venia jodida y estaba a 19km del cruce de la ruta que iba al Valle de la Luna, asi que me le anime y comence el camino. Tenia ya unos 12 kilómetros recorridos cuando nos cruzamos con Cirilo, quien se convertiría en mi nuevo compañro de viaje por un par de dias. El tambien tenia mi mismo destino asi que juntos llegamos. Cuando estabamos en la puerta del parque vimos el cartel de la guia con luna llena, asi que decidimos en un rapto de lucidez, ir primero a Talampaya y por la noche volver al Valle. Hicimos la hermosa ruta que va desde un lugar a otro. Llegamos y un sol perforador nos recibio con todo su esplendor. Talampaya es un cañon. Es un cañon verdaderamente imponente, si bien no tiene la altura del Gran Cañon del Colorado, como decia Ramon, otro riojano de River, son dos geografías bien distintas. Es algo que no pueden dejar de conocer. Forma parte de una de las siete fases visibles del periodo Triasico, que solo se puede ver en esta region, unico lugar en el mundo en donde se pueden ver las etapas del surgimiento de los dinosaurios. Es mas, los dinosaurios mas antiguos hasta hoy hallados son de este lugar, puntualmente Ischigualasto. Su color rojizo, el atardecer sobre sus paredes, el avistaje de cóndores, cosas que recuerdo y se me llena la cabeza de imagenes. Pero lo increible que todavia quedaba mas. Volvimos a Ischigualasto y nos tocaba la luna llena en su propio Valle.

La excursion aca era bien distinta, cada uno entraba con su auto hasta cada uno de los puntos. Nos toco un gran guia por lo que decian los propios empleados del parque, su nombre era Americo, pero nos dijo que le dijeramos Meco. Este, un mistico. Nos refresco las cinco eras de nuestro planeta, Precambrica, Paleozoica, Mesosoica (con sus tres etapas Tersiaria, Jurasica y Cretasica), Cuaternaria y Antroposoica, que hoy vivimos; pero tambien nos hablo de nuestra especie, de los chacras del planeta, y que uno, el meridiano 30, pasa por alli, que es el mismo que pasa por el Uritorco y por Salto en Uruguay. En fin, nos volo la peluca. La experiencia de ver el valle de noche es algo indescriptible, nada se parece a eso. Infiero que se podria asemejar a estar en la Luna, probablemnte de ahi su nombre. Pero el mismo Meco me dijo que lo conozca de dia. Asi que al otro dia me levante y me despedi de Cirilo, sin saberlo, solo por unos días, y me quede en el parque. Alli conocí a German y a un belga que nunca supe su nombre. Un tipo muy raro de unos cincuenta pirulos de tez blanca al que por supuesto se le decoloraba la napia con el golpe del sol pero que tenia un ritmo de ascenso envidiable. Subimos al Cerro Morado y vimos todo el increible Valle de la Luna. Sin palabras. Bajamos, comi y volvi a visitar el parque, esta vez de dia. Meco no mintio cuando dijo que es algo muy especial verlo de noche y luego ver ese mismo lugar sin definicion de colores estallar en los ojos de los incredulos individuos que vivimos alejados de tan conmocionante lugar. El resto, ustedes.

Al otro dia camine hasta la ruta 150 y me dispuse a levantar el dedo. No pasaban muchos autos en verdad, hasta que lo hizo un Palio blanco con su escape perforado (el ruido era clarisimo e inconfundible) conducido por una señora y su no se que, a los que no llegue a preguntarles sus nombres porque el volumen al que escuchaban la cumbia era ensordecedor. Pero la pareja fue la responsable de hacerme conocer parte del famoso Corredor Bioceanico que va desde Brasil en Porto Alegre, atravesando el NOA argentino y culminando en La Serena, Chile. Todo ese trayecto que va desde Ischigualasto, hasta un pueblo llamado Jachal, es una ruta nueva que atraviesa las montañas a traves de seis tuneles, en los que uno entra con una foto y sale con otra. Terrible. Me dejaron en el pueblo y alli conoci a dos chavales del lugar que me hicieron compañia y que me interpelaron por escucharme ensayar con el Matofono. Su sonido los sedujo, me lo confesaron a los pocos minutos. Pero luego de varias charlas paso Gabriela, y estire mi brazo, pulgar arriba, para detenerla, y asi fue. Esta gran personaje de la vida, como bitácora que los actores atesoramos en formas, expresiones, cadencias, y que nos hacen entender a la actuacion tan esteril ante la impronta inimaginable del cotidiano, me regalo unas charlas potentes y sinceras. Portadora de una energia muy estimulante y una masculinidad muy desarrollada a fuerza de vida, esta profesora de gimnasia hacia todos los lunes de su vida, ochenta kilometros de ida y ochenta de vuelta para enseñarles a los pibes a que cuiden y desarrollen su cuerpo. Para vos Macri! Pero la charla se acabo, lamentablemente y me

dejo en destino, el pueblo de Rodeo, todavia en la provincia de San Juan. Aclaro porque hay otros con el mismo nombre en otras provincias. Rodeo tiene una laguna artificial, hecha dique, este ultimo imperceptible, que la hacen casi natural, donde corren vientos de arriba de las 60 nudos, es decir por los 100 km/h. Una especie de locura para los windsurfistas y kitesurfistas que esperan religiosamente las dos de la tarde que es cuando regularmente comienzan a soplar los vientos hasta eso de las ocho de la noche; antes, una plancha el lago. Pero es tanto el viento que no hay mucho mas que hacer por alli mas que enloquecerse. Asi que al otro dia me retire y me sente en la ruta junto a Best Seller, primer novela del gran Fontanarrosa, a descostillarme de risa, cuando en eso aparece la trompa de un Astra gris oscuro. ¿Quien era? Cirilo. La vida nos volvía a reencontrar. Abrazos y sonrisas. Seguimos camino y ese día viajamos como loco. Primero pasamos por un lugar increíble llamado La Ciénaga, otra escenagrafia imperdible para los geologos, tanto es asi que nos cruzamos a un grupo de yankies e irlandeses que venian guiados por profesores de la universidad de Cordoba a conocer el lugar. De alli cruzamos a La Rioja y disfrutamos de una ruta inaugurada hace muy poco que atraviesa una zona soñada llamada Cuesta de Miranda. Aca las montañas son de un rojo ladrillo inusual, plagadas de vegetacion verde oscuro, con cardones centenarios que colman las pendientes. Impresionante, es inefable la sensacion de la diversidad constante, la felicidad, pensaba, era esa capacidad lucida de siempre poder sorprenderse, acá se presentaba muy fácil. Ya oscurecia y con Cirilo llegabamos a Chilecito, un lugar que no nos inspiro mucho, recorrimos un cuesta del lugar y seguimos para el famoso cerro Famatina. Comimos, vimos a River ganar en el agua, y nos desmayamos. Al otro dia nos levantamos y estaba todo nublado, con la contra que en Famatina todo se hace en la montaña, y debido al clima todo se encontraba cerrado, por ende, La Rioja fue un destello en este viaje (debo volver) porque esa misma mañana decidimos partir hacia Catamarca. Llegamos, luego de un viaje movido por el ripio, a un lugar inimaginado y desconocido por ambos. Fiambala, en la region de Tinogasta, en la hermosa y desamparada Catamarca. Este lugar fue un lugar que mama mia. Muy desprovisto de lo que podemos pensar como pueblo, todo es muy basto, repleto de inmensidad. El clima aca era inmejorable asi que comimos y nos fuimos hacia la Duna Mágica, camino a un pueblo que se llama Palo Blanco. No quiero caer en adjetivos, porque en verdad ya no se cuales usar. Una vez leí a un poeta decir que la poesía no adjetiva, a lo cual adherí automáticamente, pero como mi relato no trata de ser poético, aunque si autentico, busco en las coincidencias de mis ojos y las palabras que mi mente reconoce y asocia y no encuentro cartuchos, ya no hay naves que quemar, entonces me inclino por la mera descripción. El camino a la duna es una ruta en la cual, hacia un costado se ve una formación rocosa normal, pero del otro lado, una ladera desertica de unas dinensiones incalculables para mis proporciones visuales, plagada de arbustos distanciados de manera proporcionadamente tal que permiten entender el desierto y su predominancia. En este desierto se visualizan continuas tormentas de arena, remolinos, y atras de este caos una formacion montañosa con arena hasta promediar su altura que ronda los cinco mil metros de altura, es decir, tres mil metros de altura llenos de arena. Pero la cosa no terminaba aca, si uno seguia por la ruta, se encontraba con una duna del tamaño de una montaña, alli nos subimos. Y habia mas, por el mismo precio, a eso se le sumaba por lo bajo y en una suerte de depresion del terreno una cañon enorme de color rojo. Recuerdo una imagen viva de bravura y perfección, que interiormente agradecia con todas mis fuerzas. Me conmoví hasta las lagrimas. La naturaleza es lo único perfecto, eso Actiax y Vromion lo saben bien. 

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