De cara al sol, crece y declina, debiendo tomarla aunque tenga espinas.
Al nacer nos entrega una intriga, pero no resuelve el misterio su compañía.
Se alimenta de imágenes que nos toman del pelo y nos cabalgan a escondidas.
En un instante es perdida y hacíamos, planes, amigos, amores y comida.
Así que nuestro accidente latente pagará lo que cueste, aunque primero apueste a un final de pluma sin planear la partida.
Cosa rara si las hay, tal vez, la mas de todas las que ella misma suscita.
Y ya se que lo escrito nada modifica, y que no importa cual amor, ni que clase o religión, y que es asunto mío si es que vengo o es que voy.
Pero me empecina lo profundo del sentido que ella tiene en la mía, ya que sí vivo sin mi autoría siento que me dedico a dejar de vivirla.
Menos verdad o más mentira, solo busco en el rito de lo escrito, obtener algún mérito al cruzar palabrería, pues si ofresco mis motivos, menester confesar que por un descuido de mis padres vivo.
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