viernes, 22 de mayo de 2020

Sus ojos de padre.

Me habian dicho que tenia la mirada perdida, que ya no participaba como antes, que no le pedia la musica a la doctora para los ejercicios, que ya no participaba con los alumnos que iban a verlos. Ya no tendrá tantas ganas pensé, estará cansado, sabe que se acaba.
Llegué a su cuarto, dormía. Eran las tres de la tarde, y ahora su cama daba a la cocina. Estaba de costado, en paz. Levantaba el brazo por encima de su hombro, como manoteando algo del cielo. Lo acaricié y de apoco despertó.
Oh! Qué haces aca? ...que lindo que sos vos me dijo. Sus ojos estallaron de brillo, no estaria tan cansado pensé y lloré. Me recosté sobre su pecho y lloré. Intentó calmarme diciendo que tenía que ser su sosten, que él era el mio, lloré mas; ya lo era.
Luego de unos minutos de caricias me calmé y repuse la vertical. Le pregunté que en qué pensaba en este tiempo, que me habian dicho que ya no pedía la musica, que no hacia los ejercicios y no hacia pensar mas a los alumnos a los que alguna vez les habia pedido que cuidacen el planeta. Me dijo que pensaba en su madre, que le dolía dejarla sola en su casa de la calle Lavalle, que queria irse a vivir con ella. Mi abuela murió hace veinticinco años. Me acordé de mi madre que en uno de estos dias que pasaron con lagrimas en los ojos me habia dicho que estaba contenta porque en un tiempo se iba a reencontrar con su mama y su papa. Entonces todo lo apoderó un dulce avismo de locura, me sentí tan fragil como el aire que se respiraba en esas paredes bastante cansadas de vivir lo mismo tanto tiempo.
Entró la enfermera a cambiarlo, habia que ir a merendar.
Nos sentamos uno frente al otro y entonces le pregunté que habia sido la religion en su vida. Un pilar me contestó, un lugar donde encontrar una ética, un proceder, qué más; quise saber. Si, todo eso me dijo y entonces le dije que mi mama le tenia miedo a la muerte, que pena, me dijo; un limbo donde un puntito de uno se va a reposar para luego resurgir, le pregunté que era ese puntito y me dijo el alma. Quería saber si ese pensamiento se lo habia dado la religion o nadie, y me dijo lo segundo. Entonces sabiendo la respuesta le pregunté por su pasion y me dijo la astrofisica, el espacio. Me equivoqué. Enmudecí y quedé sin preguntas. Me sentí hijo, reconocí a un padre que no estaba tan cansado, miraba mis ojos.

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