Cuánto es lo que resisten, cuánto lo que se destiñen con la realidad, cuánto lo que la tiñen.
El espacio entre nuestros sueños y nuestra realidad nos aleja de ellos. Nos acostumbra al placer, nos distrae del anhelo. Cómo es posible conjugar los sueños y el presente cuando no van de la mano. Qué es lo importante, la realidad? La realidad es enorme cuando aparecen. Y la valentía la da su asidero...
No existe mayor vitalidad que la de hacernos participes de nuestras propias imágenes, no es posible vivir dignamente sin ellas.
La vida se escurriría de no ser por la posibilidad de hacer lo que soñamos, aunque sea de soñar lo que soñamos. Hasta lo que mas amamos es poco si no miramos de cerca lo que soñamos, si no lo traemos en la mochila, si no permitimos que nos acompañe.
Luego lo mas grande, el triunfo de la puesta en marcha, del manos a la obra, ahí cuando la decisión apremia, cuando el tiempo sobra y falta. Lo que sea, un viaje, un trabajo, un amor, una pasión, algo que se sienta propio, verdadero, para siempre. Mantenerlo en el tiempo hasta que sea el momento de actuar, no olvidarlo, no olvidarse.
Saber que esta, que nos pisa la consciencia, que nos muerde los días, que nos corta las horas.
Todo por acercarse al peligro de no hacerlo, de hacerlo, para sentirse vivo, para ponerse en riesgo, todo en riesgo, para violentar la imagen, comprometer el cuerpo.
No vale sino el tiempo, una cárcel sino el tiempo. La eternidad nos adormece y la seguridad nos atrapa, la vida se escapa, solo los sueños la rebelan. Incluso si se nos escapan es porque todavía existen, porque estamos vivos.
Crear sueños para crear tiempo, crear el espacio no-tiempo para hacerlos, aunque cueste tenerlos, y mas sostenerlos, y lo que mas resolverlos.
El espacio entre nuestros sueños y nuestra realidad nos aleja de ellos. Nos acostumbra al placer, nos distrae del anhelo. Cómo es posible conjugar los sueños y el presente cuando no van de la mano. Qué es lo importante, la realidad? La realidad es enorme cuando aparecen. Y la valentía la da su asidero...
No existe mayor vitalidad que la de hacernos participes de nuestras propias imágenes, no es posible vivir dignamente sin ellas.
La vida se escurriría de no ser por la posibilidad de hacer lo que soñamos, aunque sea de soñar lo que soñamos. Hasta lo que mas amamos es poco si no miramos de cerca lo que soñamos, si no lo traemos en la mochila, si no permitimos que nos acompañe.
Luego lo mas grande, el triunfo de la puesta en marcha, del manos a la obra, ahí cuando la decisión apremia, cuando el tiempo sobra y falta. Lo que sea, un viaje, un trabajo, un amor, una pasión, algo que se sienta propio, verdadero, para siempre. Mantenerlo en el tiempo hasta que sea el momento de actuar, no olvidarlo, no olvidarse.
Saber que esta, que nos pisa la consciencia, que nos muerde los días, que nos corta las horas.
Todo por acercarse al peligro de no hacerlo, de hacerlo, para sentirse vivo, para ponerse en riesgo, todo en riesgo, para violentar la imagen, comprometer el cuerpo.
No vale sino el tiempo, una cárcel sino el tiempo. La eternidad nos adormece y la seguridad nos atrapa, la vida se escapa, solo los sueños la rebelan. Incluso si se nos escapan es porque todavía existen, porque estamos vivos.
Crear sueños para crear tiempo, crear el espacio no-tiempo para hacerlos, aunque cueste tenerlos, y mas sostenerlos, y lo que mas resolverlos.
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