martes, 8 de abril de 2014

¡Ay mi Dios!

Porque lo que mas amamos es reinos, la risa es sin duda nuestro verdadero Dios. 
A todos conmueve...
Ocurre que pocos creen en él. Puede que sea por querer retenerlo (tenerlo otra vez), y es que él se escapa con gran facilidad, con tanta que se hace invencible, inolvidable.
Realmente libre. Esta donde quiere, donde la pasa bien.
Tampoco se deja atrapar, ni manipular, ni condicionar, es inconfundiblemente él.
Es una religión, la suya, de difícil devoción; hay que saberlo evocar.
El mejor aliado contra el fracaso, el amigo del alma.

Me río de mi con él... esta conmigo!

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